Tan cerca de mi…

Queridos amigos del Centro La Salle –Lliria y del Projecte Obert.

Un saludo especial a María, que tras su ausencia de unos meses se ha incorporado de nuevo a la Dirección del Projecte Obert, y le felicitamos por haber sido mamá.

Parece mentira –eso me parece a mí, y puede que también a vosotros, que los estudiantes cierran sus libros, las playas estén repletas de los amantes del sol, y otros con la esperanza de que también les llegarán sus esperadas vacaciones. Pues cuando así suceda, disfrútenlas.

 

Y este mes os propongo un texto anónimo pero que nos puede decir mucho.  No solo por sus protagonistas – un niño simpático y una viejecita pobre y encantadora-  sino porque la vida muchas veces nos regala momentos tan sencillos e inesperados que nos hablan al corazón y nos invitan a exclamar: “Dios se halla tan cerca de mí y yo sin darme cuenta!

“Una tarde en el parque, había un niño que quería conocer a Dios. Él sabía que sería un largo viaje para llegar hasta donde Él vivía. Entonces preparó su pequeña mochila con panecillos, un paquete de seis zumos y emprendió su marcha. Cuando ya había recorrido tres calles, se encontró con una viejecita. Ella estaba sentada en el parque, mirando las palomas.

El niño se sentó junto a ella y abrió su mochila. Estaba a punto de tomarse su zumo cuando notó que la viejecita le miraba con envidia, y entonces él le ofreció un panecillo. Ella agradecida lo aceptó y le sonrió. Su sonrisa era tan hermosa que el niño quiso contemplar de nuevo esa sonrisa, y entonces él le ofreció un zumo.

Ella le sonrió de nuevo. ¡El niño estaba encantado! Se quedaron sentados toda la tarde comiendo y sonriendo, pero no se dijeron ni una sola palabra. Tan pronto empezó a oscurecer, el niño notó que estaba cansado y se levantó para irse. Pero, antes de alejarse se dio la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le regaló su más hermosa sonrisa, como nunca antes lo había hecho.

Cuando el niño abrió la puerta de su casa, su madre se quedó sorprendida de la felicidad que desprendía su pequeño-. Le preguntó: «¿Qué te ha pasado hoy que se te ve tan feliz?». Él le contestó: «He comido con Dios.  Y ¿sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más bella que he visto jamás!».

Mientras tanto, la viejecita también con mucha felicidad, regresó radiante a su casa. Su hijo estaba asombrado por la paz que desprendía su rostro y le preguntó: “Madre, ¿qué te ha pasado hoy que te ha hecho tan feliz?”. Ella le contestó: «Comí panecillos en el parque con Dios. Y, ¿sabes qué? Es bastante más joven de lo que yo creí» (Anónimo)

Julio da mucho de sí, al menos el refranero es abundante en dichos. Solo os regalo tres.

*. Julio calorero, llena bodega y granero.

*. En julio es gran tabarra, el canto de la cigarra.

*. En julio, beber y sudar, y el fresco en balde buscar.

¡FELICES VACACIONES!

Un abrazo.

Cordialmente.

H.Joaquín Gasca.fsc. Lliria. 1.07.2023.