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Recordados y muy queridos amigos/as del Centro La Salle-Liria.

Me imagino que habréis pasando unos días de vacaciones, es decir, un tiempo en el que dejamos de lado las prisas, las preocupaciones por…

¡No!

Las vacaciones nos hablan de paz, tranquilidad, dejar de lados ciertos trabajillos, y ocuparnos de aquellos otros que la vida laborar (¡Bueno, somos jubilados!) solemos poner ganas y ánimo.

Y al hilo de lo estoy diciendo me ha venido al pensamiento este dicho: Primum vivere deinde philosophare. (Primero vivir, luego filosofar) Expresión latina que se ha atribuido a Hobbes. Pero tenemos otras expresiones similares como “Primero la obligación, después la devoción”.

 

Quiero comenzar presentándoos el lema lasaliano para el presente curso 2024-2025: “Tiempo para cuidar. Tiempo para crear”. Como escribe el Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si: “No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos” (Laudato Si, 117).

En 2021, los Hermanos reunidos en Liria, a propósito del cuidado de la persona nos insistían en el cuidado de las personas en su integridad en las diferentes etapas de su vida.

 

También la Comunidad de los Hermanos cambia, no en número, pero sí en las personas:  Hermanos: Vicente, Joaquín, Victorino y José Javier. Como veis, nos deja el H. Gregorio, después 15 años entregado al Centro en cuerpo y alma. ¡Cuántos de los que han pasado por nuestra casa, lo recordarán! Hoy tenemos una palabra de “¡GRACIAS, GREGORIO!” nos apreciaste y te hiciste querer. Te deseamos feliz estancia en tu nueva comunidad de Teruel.

Y damos la bienvenida al H. José Javier, deseándole una feliz estancia entre nosotros. H. Jesé Javier, siéntete desde el primer momento en tu nueva casa.

 

Y ahí va una historieta que puede hacernos pensar sobre nuestros valores.

El monje y un peregrino.

Un monje andariego se encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa, y la guardó en su talega. Un día se encontró con un viajero y, al abrir su talega para compartir con él sus provisiones, el viajero vio la joya y se la pidió.

 

El monje se la dio sin más. El viajero le dio las gracias y marchó lleno de gozo con aquel regalo inesperado de la piedra preciosa que bastaría para darle riqueza y seguridad todo el resto de sus días.

Sin embargo, pocos días después volvió en busca del monje mendicante, lo encontró, le devolvió la joya y le suplicó:

“Ahora te ruego que me des algo de mucho más valor que esta joya… Dame, por favor, lo que te permitió dármela a mí”.

 

Tú mismo querido/a lector: ¿Qué te ha sugeridos la anécdota?


Os deseo a todos/as un buen comienzo del curso, en salud y felicidad.

Un abrazo.

Vuestro Hermano Joaquín Gasca, fsc.

1 septiembre 2024