¡EN ESE DÍA APRENDÍ TRES COSAS!

Queridos amigos de La Salle-Liria.

Noviembre se abre con la festividad de Todos los Santos entre los cuales se halla nuestro patrón. Puede que lo encuentres en el santoral, pero seguro que tu nombre lo han llevado ya otros que te precedieron. Pues santos hay muchos, y tú puedes serlo.

Y a continuación la festividad de los “Difuntos”, los seres queridos que ya nos dejaron y a quienes testimoniamos nuestro afecto con su recuerdo, con visitas al Campo Santo para colocarles con cariño unos hermosos crisantemos.

Pues este mes os quiero sorprender, si se puede llamar “sorprender”, ya que esta historia la podéis hallar en internet, pues de ahí la he extraído.

Algunos medios la titulan “Milagro en Hudson”; yo, “En ese día aprendí tres cosas.

Espero que podías sacar una bonita reflexión para vuestra vida.

 

Eric Elías que vivió este trance se dirige con estas palabras a un público, como lo hizo Pablo Motos en el Hormiguero. Permitidme que sintetice todo el discurso por no alargarme.      

“Imaginen una gran explosión cuando estás a 900 mts de altura. Imaginen un avión lleno de humo. Imaginen un motor haciendo clac, clac, clac, clac, clac, clac, clac. Suena aterrador.

Así que de inmediato miré a los “asistentes del vuelo”, y dijeron: «No hay problema. Probablemente golpeamos algunas aves». … Dos minutos después, 3 cosas sucedieron al mismo tiempo. El piloto alineó el avión con el río Hudson… Apagó los motores. Y luego dijo 3 palabras: “Prepararse para el impacto». No tuve que hablar más con la “asistente de vuelo”. Pude verlo en sus ojos, ¡aterrada. La vida se terminaba.

Y sigue Eric: Quiero compartir con ustedes 3 cosas que aprendí sobre mí mismo ese día. Aprendí que todo cambia en un instante. Tenemos esta lista de cosas para hacer antes de morir…, y pensé en toda la gente a las que quería llegar y no lo hice… todas las experiencias que he querido tener y nunca tuve… Ya no quiero aplazar nada en la vida. Y esa urgencia, ese propósito, realmente ha cambiado mi vida.

 

Lo segundo que aprendí ese día…he vivido una buena vida con mis aciertos y con mis errores He tratado de mejorar en todo lo que hice. Pero también di lugar a mi ego. Y lamento el tiempo que desperdicié en cosas que no importaban con gente que sí importan. Decidí eliminar la energía negativa de mi vida. Elijo ser feliz.

 

Lo tercero que aprendí

 Ves el agua aproximarse. Estoy diciendo, «Por favor vuela». No quiero que esto se rompa en 20 piezas como se ven en esos documentales. Y mientras bajábamos, tuve la sensación de que ‘morir no da miedo’. Es casi como que hemos estado preparándonos para ello toda nuestra vida. No me quería ir; amo mi vida. Y esa tristeza se enmarcó en un único pensamiento, que es, sólo deseo una cosa. Ojalá pudiera ver a mis hijos crecer… En ese punto comprendí, que lo único que importa en mi vida es ser un gran padre…

Se me concedió un milagro, de no morir ese día. Y se me concedió otro regalo, que fue la posibilidad de mirar el futuro y volver y vivir de otra forma.

A ustedes que están volando hoy, los desafío a que imaginen que lo mismo les pasa en su avión — y por favor que no sea así — pero imaginen, ¿y qué y cómo cambiarían? ¿Qué es lo que harían, que aún esperan hacer porque piensan que van a vivir por siempre? ¿Cómo cambiarían sus relaciones y la energía negativa en ellas?”

El nombre va aquí

Queridos amigos de La Salle Liria: os deseo lo mejor. Den gracias a la vida que les ha dado tanto. Y no esperen hacer, vivir, sentir, amar… mañana, si lo pueden hacer hoy.

Cordialmente.

Joaquín Gasca, fsc.