Queridos amigos/as todos los que compartimos nuestra vida en el entorno maravilloso de La Salle Liria, un saludo cordial y fraterno.
En el último mes del año quisiera tener una palabra para cada uno de los que hacéis que la casa y su entorno sea deseado y disfrutado por niños, adolescente y mayores para mejorar su formación y calidad de vida. Gracias.
Hoy no podemos olvidar a todas esas personas de nuestros pueblos vecinos que han perdido a sus seres queridos, o que han quedado sin nada, incluso sin esperanza. No. El día 24, al anochecer celebraremos la llegada de Dios-Niño nacido no en un palacio –aún siendo Dios- sino en un pobre estable. Sin duda que Jesús vino como pobre, vivió como pobre y se dio por los pobres, enfermos, lisiados…
Amigos lasalianos, sintámonos humanos con las personas víctimas de la DANA.
ADVIENTO
Es un tiempo de esperanza. Un tiempo que nos recuerda a nuestros padres esperando la llega de su primer niño o niña. Nueve meses que se nos hacen largos, pero con alegre esperanza. En ese tiempo preparamos lo mejor de nosotros para hacer que los caminos sean autopistas. Y como el profeta Isaías decía: Voz que clama en el desierto, preparad el camino del Señor, allanad los senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano y toda persona verá la salvación de Dios”.
Así con esperanza pongámonos en acción.
En estos 24 día te recomiendo estas cuatro palabras: Despiértate, conviértete, alégrate y acoge.
NAVIDAD
Un Dios-Niño en un establo a las afueras de Belén.
No había posada para acoger a los pobres; pero hubo música en los cielos anunciando la llegada del Niño-Dios con su cántico Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
Y el ángel desde las aturas se dirigió a los pastores: No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de Belén os ha nacido un Salvador, el Señor y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.” Y con alegría se fueron con sus pobres dones a adorar al Señor.
La Navidad tiene una magia especial que va más allá de las luces brillantes y los villancicos alegres. Es un momento de renovación, de esperanza y de amor. Renovar el espíritu festivo significa abrir nuestro corazón a la alegría, la paz y el amor que esta temporada trae consigo. Es un momento para compartir sonrisas, abrazos y buenos deseos con aquellos que nos rodean.
Para renovar el espíritu festivo en Navidad, es importante dejar de lado el estrés y la presión de la temporada y enfocarnos en lo que realmente importa. Es un momento para ser generosos, para tender una mano amiga a quienes más lo necesitan y para recordar que la verdadera magia de la Navidad está en el amor que compartimos con los demás. Al renovar nuestro espíritu festivo, estamos abriendo la puerta a experiencias memorables, conexiones significativas y momentos de alegría y felicidad.
A todos os deseo un esperanzado Adviento y una alegre Navidad.
H. Joaquín Gasca.
1.12.2024