Bajo el cobijo espiritual del IV Congreso Nacional, una luminosa jornada se desplegó con la primera conferencia del día, impartida por el respetado P. Inocencio Llamas, titulada “El Espíritu Santo y la Reina de la Paz”. Con una elocuencia que trascendió lo terrenal, el P. Inocencio evocó el legado de la beata Elena Guerra, cuya ferviente devoción al Espíritu Santo inspiró la consagración del siglo XX a este divino ente.

 

Con sabiduría, destacó que entender al Espíritu Santo es reconocer su acción en nuestras vidas, comparándolo con el aire vital que sustenta nuestra existencia espiritual. Haciendo eco a las palabras del Papa Juan Pablo II, enfatizó la urgencia de un nuevo Pentecostés para transformar el mundo, donde el Espíritu Santo es el catalizador del cambio. 

En un emotivo recuerdo de los mensajes de la Virgen María, el P. Inocencio recordó su llamado a la oración por la venida del Espíritu de la Verdad, subrayando la importancia de la unión entre la oración y la acción en la propagación de la fe.

 

Continuando con la riqueza espiritual, el P. Francisco José Cortés iluminó la audiencia con su conferencia “La Eucaristía, el arma más poderosa”. Rememorando las palabras de la Virgen María sobre la centralidad de la Eucaristía, destacó su papel como vínculo con Cristo y fuente de gracia divina.

Con pasión, el P. Francisco exhortó a vivir la Eucaristía como un encuentro personal con Dios, enfatizando su carácter transformador y la necesidad de priorizarla en nuestras vidas. Haciendo hincapié en el mensaje de la Virgen María sobre la importancia de la participación activa en la Misa, instó a las familias a hacer de la misa dominical un pilar fundamental de su vida espiritual.