Apreciados amigos/as de La Salle Liria.

¡ALELUYA! ¡CRISTO HA RESUCITADO!

Hoy millones de creyente en Jesús se unirán en sus celebraciones para cantar a Jesús Resucitado, para afirmar nuestra fe en Él, porque hoy afirmamos nuestra fe y esperanza en el resucitado. Estamos invitados a cantar: “¡Victoria! Tú reinarás. ¡Oh cruz tu nos salvarás!.

La gloria por los siglos a Cristo libertador. Su cruz nos lleve al cielo, la tierra de promisión.

¿Por qué no releer el texto evangélico del evangelista Juan en su capítulo veinte?. Helo ahí.

 “El domingo por la mañana, muy temprano, antes de salir el sol, María Magdalena se presentó en el sepulcro. Cuando que había sido rodada la piedra que tapaba la entrada, se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería. (Jn 20, 2)

“María, en cambio se quedó allí, junto al sepulcro, llorando. (Jn 20,11).

“¿Mujer, por qué lloras? Ella le contestó:  Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Dicho eso, se volvió hacia atrás y entonces vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: ¿Por qué lloras? ¿A quién estás buscando? Ella, creyendo que era el jardinero, le contestó: Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde los has puesto y yo misma iré a recogerlo. Entonces Jesús la llamó por su nombre: ¡María! Ella se acercó a Él y exclamó en arameo: ¡Rabboni! (que quiere decir Maestro). Jesús le dijo: “noli me tangere”, “no me detengas”. (Jn 20, 17) 

La lectura de los textos de Juan, me brinda la ocasión de comentaros la pintura “Noli me tangere” de Antonio Allegri “il Correggio”.

El reencuentro entre Cristo y María Magdalena ha sido un tema muy popular. Sin embargo, lo más habitual era representarlo en un ciclo de murales, no tanto como una pintura aislada y protagonista.

La complejidad de esta escena para todos los artistas se basaba en decidir cómo presentar a Jesús. Hay artistas que preferían divinizarlo, y otros, en cambio, disfrazarlo de un modo más humano, como un campesino, darle un aire humilde y disimular su condición, para lograr mayor confusión por parte de María Magdalena.

“Correggio” se queda entre dos aguas. La figura de Jesús tiene connotaciones divinas: ha desaparecido la herida de lanza entre sus costillas, el cuerpo está intacto, sin una sola marca de la crucifixión. Aunque, a pesar de ello, añade algunos elementos propios del mundo hortelano tras él: un azadón, una pala, ¡incluso un sombrero de paja! Objetos que no tienen demasiado sentido en el paisaje que vemos (no hay huerto ni hay rastro del sepulcro), y menos aún al estar abandonados en el suelo.

Para dar mayor dramatismo a la escena, Correggio carga todo el peso emocional en María Magdalena, que transmite movimiento, parece recién arrodillada, con el cabello suelto y ondulante por el viento, impresionada ante lo que ven sus ojos, y reflejando en el rostro su veneración absoluta hacia Jesús.

El vestido de Magdalena es color amarillo, que en la época tenía múltiples significados, entre ellos, el más apropiado en este caso sería su asociación con la prostitución.

Si volvemos a Jesús, el dramatismo mengua considerablemente. Su actitud es mucho más serena, inalterable. indica a la joven con su brazo derecho que “no me detengas”, la contiene, y con su otra mano señala hacia arriba, al nuevo lugar que le corresponde, pues debe subir con Dios, su Padre.

Queridos/as amigos/as.

Os deseo un tiempo pascual en el disfrutéis de la paz y la alegría que nos da el Cristo resucitado.

Con todo mi cariño…un fuerte abrazo.

H. Joaquín Gasca, fsc.